Lo emocional como estilo decorativo, importante tendencia de nuestros días en lo relativo a la moda de hogar, surgió como respuesta a la industrialización, donde un grupo de interioristas/artistas y empresas de reformas, empeñados en desacralizar lo normativo, agotados de la producción en serie, unieron fuerzas para humanizar la materia mediante un retorno hacia su esencia natural. Esta relativamente nueva corriente, oficialmente bautizada en el año 2005 por la diseñadora inglesa Ilse Crawford, apuesta por recrear ambientes muy físicos, acogedores, sobrios pero detallistas; por ejemplo, estancias acabadas con una combinación de muebles vintages (lo «perecedero» como símbolo terrenal).

Podríamos decir que esta decoración sería la antítesis de ese corte minimalista que reinó en la década de los 90 del pasado siglo. Entran ahora en juego las iluminaciones, los textiles confortables (tela, terciopelo, peletería…), las formas redondeadas (estampados, mobiliario, alfombras…); en definitiva, una potente combinación de eclecticismo (un mix de estilos, ideas, posibilidades) y autenticidad (verdad: una patada a lo superficial, insustancial, frívolo).

El objetivo principal es conseguir potenciar las emociones. ¿Cómo? Pues a partir de la psicología de los colores: el amarillo, relacionado con el humor y la positividad, es un tono energizante; el azul, base del Feng Shui, da tranquilidad y estabilidad; el verde simboliza crecimiento, libertad; el naranja estimula como una buena ducha de agua caliente. O mediante formas curvas, que disminuyen la sensación de vulnerabilidad. O a través de rincones personalizados (una biblioteca, un pequeño huerto de interior, una terraza) que te permitan estar a solas y reconectarte contigo mismo. Ten todos estos consejos en cuenta a la hora de planificar tu próxima reforma.

Convierte tu hogar, siempre, en un «refugio». Por ello, ante todo, es imprescindible rodearte de piezas que equilibren tu día a día, un entorno que te haga sentir bien, que te permita recargar la batería necesaria para seguir comiéndote el mundo al siguiente paso.