Estamos convencidos de que, a estas alturas del partido, tienes ya alguna que otra alfombra en casa, ¿verdad? Crean ambienten íntimos, con confort y elegancia. Aunque también captan fácilmente esa suciedad diaria del ir y venir de personas y animales. Porque no es solo una mera cuestión de malos olores, sino de los temidos ácaros, cuna de las alergias. Además, una alfombra descuidada se apelmaza y deshilacha. Por ello requieren una óptima limpieza periódica que preservarse en buen estado. Presta atención a estos consejos caseros:

Las alfombras de pelo largo son las favoritas de los niños. Cuida, pues, que no se desprendan sus hebras sintéticas. El vinagre blanco, mezclado con un poco de agua, es una solución ideal para desinfectarlas. Al secarse, cualquier olor acidulado se volatilizará. Pero no se trata de empapar la alfombra a mansalva, basta con pulverizarla por encima. Cuélgala primero al aire libre, golpéala con un atizador para eliminar restos de polvo, cabellos y demás restos del día a día y, ahora sí, rocíala con dicho preparado (unos cincuenta mililitros de vinagre blanco más unos doscientos cincuenta mililitros de agua, aproximadamente, en una alfombra de tamaño normal), para dejarla secar tres horas.

Si tienes alfombras clásicas heredadas o compradas de segunda mano, preciosas aunque algo avejentada, tendentes a retener olores indeseables, has de saber que la sal funciona con desodorante natural, y a su vez elimina las manchas de humedad. Espolvoréala con unos doscientos cincuenta gramos, bien esparcidor por toda la superficie. Luego ve enrollándola poquito a poco, que quede bien compacta, sin apenas espacio entre sus pliegues, y déjala así veinticuatro horas. Después la aspiradora hará el resto, eliminando no solo la sal, sino también el mal olor y suciedad.

Las alfombras de jardín suelen mancharse fácil y rápidamente. Puedes limpiarlas en pocos minutos, prácticamente a diario calentando un litro de agua (tibia siempre, sin llegar a hervir), añadiéndole cien mililitros de amoníaco y sirviendo la solución en un pulverizador para rociarla por toda la alfombra y a continuación, con un cepillo, ir fregándola. El aire libre hará el resto.
De cualquier modo, más allá de estos interesantes trucos caseros, al menos una vez al año recuerda ponerte en manos expertas para una limpieza profesional de tus alfombras. En Alfombras Baldomero somos especialistas en el tratamiento y mantenimiento de todo tipo de alfombras. Asimismo, mantenemos un fuerte compromiso ecológico a la hora de limpiar alfombras gracias al uso de las más modernas técnicas en limpieza, en procesos de reciclado y optimización del uso de recursos naturales.

Durante estos meses calurosos que se aproximan (o el tiempo que desees) conservamos tus alfombras —una vez limpias— en nuestra área de almacenamiento bajo condiciones ideales de humedad relativa y máxima seguridad. Para cuando quieras utilizarlas nuevamente, devolvértelas en perfecto estado.